pero hoy les cuento que pese a toda su tristeza por la muerte de la tía Elba,
no pierde su sentido del humor... Eso de andar pensando en los chocolates, los helados, cambiar palabras a ¡Unas ordinarieses! Que no lo son tanto, pero para ella es una maldad decirlo.
Además, ayer se puso a cantar ópera y cantaba bien lindo les diré, pero de adrede se pegaba su buenos gritos y se reía, mientras achicaba sus ojitos hermosos.
Hoy está triste, pero también alegre, porque sabe que su hermana está descansando y que se hizo todo como ella quiere.
Rosas blancas le regalamos a la tía Elba en su nombre y, sus hijos y nietas fuimos en representación de la familia. Besos, los quiero...
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